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ratamente impresionado por la fuerza incontrastable de los versos de Denisse me propuse así decirlo; pero el vuelco de mi pluma en desliz inexplicable, y con celo metafórico, me entregó el resultado de un influjo poderoso. «Te agradezco la intención —le expresé desconcertado— aunque sólo pretendía, como bien lo sabes tú, declarar mi admiración por la intensa poesía sin igual de Una morada tras los reinos, de Denisse; pero, aquí, tu sugerencia…».
Deja el «pero», Zar —me dijo—, en mi texto hay gratitud, mira bien, paso por paso, desmenúzalo al extremo y dedícaselo ya. Interprétalo y verás todo acorde con el fondo del poema de Denisse.
Atendí a este reclamo; mas mi pluma enmudeció.
A la letra me remito:
MORADA, TONSURA SENSORIAL
(A Denisse Vega Farfán)
Mendigo reino, que pleno,
muy tuno el rubor, su afonía sin rutas de encajado, su cante pardo vela.
¿Y el huaco?: anhelo
soplón de lasa glosa, enclenque pelea inquieto en mi morada, con lóbrega hiel que me genera microbios, no miel.
Morada albergue, bullicioso mar o mente de emú,
¿qué seno mimbre, postrado al sol alumbrador de su fe, cebas por amores de pez rúa?
Ferino, sin un todo poderoso,
el reino se ha deshecho, de súmmum a la Eclíptica.
Un ¡SOS!, no frío sol tras smog,
es drama del vano o una gangrena.
Tu lirio hematites es morada,
sentido da de existencia; sus ojos, ¡oh mimón, mi mago zulú!, la huyen.
Con qué soledad ato, lío mi gasto
en selva gen, pro ética procaz o con dones.
Y así, o inconsecuente o escasa, preví la morada,
el reino Mab es bebé que baja al mar, paz y mente-cuaba, morada de carne y esqueleto, un puntal nubloso.
En caso de no emprender
la gira real, aún se tiene el reino personal, eso que ama extinta fe de un ego a modo harén que un vicio resuella.
Zar
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(Interpretación)
DA AMOR SIN ATRONAR SUELOS
Humillado pido favores al poderoso, que por entero,
con su engañosa vergüenza, con su voz quebrada sin nobles caminos fijos, de caja insaciable, su oscuro y lamentoso discurso defiende.
¿Y su ancestro?: angurriento
traidor de ofertas hambreadoras, enfermizo discute nervioso los salarios en mi mundo, con tenebrosa aspereza que me infecta, que no me agrada.
Mundo mío de refugio, tempestad o mente de rayo,
¿qué matriz entretejida de engaños, inclinada al poder autocrático, fomentas por necesidad de trigo callejero?
Enfurecido, sin una firme convicción,
el poderoso se ha quebrado, de más a menos.
Un ¡socorro!, no inexplicable tras impurezas,
es tragedia del arrogante o corrupto.
Tu tallo rastrero oxidado es mi mundo,
que da sensación de vida; sus retoños avizores, ¡oh gran gesticulador, mi falso rey salvaje!, lo evaden.
Con qué orfandad relaciono, anudo mi empleo
en enmarañado origen, a favor de una moral desvergonzada u obsequiada.
Y así, con poca o ninguna razón, anticipé mi mundo,
el dominio encantado es niñez libre, pensante con brillo, mi mundo sensible y sólido, de base ignorada.
Si se desconfía
de la oferta del poderoso, aún se tiene el poder personal, aquel que guarda dormida virtud del propio yo colectivo que a la corrupción expulsa.
Zar
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Ya satisfecha mi pluma, dada mi interpretación, me pidió dejar constancia, puesta a seguido renglón, de las primeras estrofas del poema de Denisse. Junto al mío haré eso entonces y aquella será feliz.
A la letra me remito:
UNA MORADA TRAS LOS REINOS
ignoro lo que pende en mí
si un rayo un búfalo muerto o un jardín de estacas a punto de clavarse
le huyo a la noche
al sol de los paganos me alimento con el pan que nadie quiere me embriago con el silencio que el hombre ignora
duermo sobre el ombligo de una acémila muerta
que es mi nombre
escarbo su pelambre aromada por desollados frutos de pureza
no poseo un rostro definido
mi piel está hecha del cuero de muchos animales
mis órganos son los frutos
de alguna mandrágora venenosa
mi historia es el tartamudeo
de cada dios inexistente mis ojos son humo y humo azul mi lengua
todo canto que llega a mis oídos
se convierte en plaga no conozco padres
soy la consecuencia de varios apareamientos
probablemente la marea que sube y baja en mi cabeza es producto de aquel entre un salmón y una loba
no sé dónde permanecer
si en la tierra en el agua o en la atmósfera que tiene la expresión de un enorme ahogado que licua el universo
[…]
Denisse Vega Farfán
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MORADA, TONSURA SENSORIAL
Mendigo reino, que pleno,
muy tuno el rubor, su afonía sin rutas de encajado, su cante pardo vela.
¿Y el huaco?: anhelo
soplón de lasa glosa, enclenque pelea inquieto en mi morada, con lóbrega hiel que me genera microbios, no miel.
Morada albergue, bullicioso mar o mente de emú,
¿qué seno mimbre,
postrado al sol alumbrador de su fe, cebas por amores de pez rúa?
Ferino, sin un todo poderoso,
el reino se ha deshecho, de súmmum a la Eclíptica.
Un ¡SOS!, no frío sol tras smog,
es drama del vano o una gangrena.
Tu lirio hematites es morada,
sentido da de existencia; sus ojos, ¡oh mimón, mi mago zulú!, la huyen.
Con qué soledad ato, lío mi gasto
en selva gen, pro ética procaz o con dones.
Y así, o inconsecuente o escasa, preví la morada,
el reino Mab es bebé que baja al mar, paz y mente-cuaba, morada de carne y esqueleto, un puntal nubloso.
En caso de no emprender
la gira real, aún se tiene el reino personal, eso que ama extinta fe de un ego a modo harén que un vicio resuella.
ZAR
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